sábado, 7 de junio de 2008

Entrevista

Los comienzos

Cristes: Solamente sé que naciste en Tucumán, ¿hay algo que puedas agregar sobre tu familia, tu niñez, tu adolescencia?
González: Mi infancia transcurre en el campo ( mi padre era agricultor) y a partir de la adolescencia vivo en la ciudad de Tucumán.
Cristes: ¿Cuáles fueron los estímulos que despertaron tu interés por la literatura y cuando se definió tu vocación de poeta?
González: desde niño era imaginativo y tenía una gran curiosidad por los libros. Creo que en la adolescencia aparece mi interés por la poesía; es una etapa de muchas lecturas, leía de todo pero principalmente devoraba libros de poesía y cuentos.
Cristes: ¿Cuál fue la etapa de tu vida más decisiva en cuanto a experiencias vitales que puedas verter en tu obra?
González: Hay sucesivas etapas en mi vida que están marcadas por experiencias vitales y eso está registrado en cada uno de los libros que he escrito.

Los libros favoritos

Cristes: ¿Qué tipo de lector eres?
González: Fui y soy un gran lector, no sólo de literatura. Me interesa absolutamente todo.
Cristes: ¿Cuáles son tus poetas favoritos?
González: Puedo citar a César Vallejo, Octavio Paz, pero también algunos poetas anglosajones y franceses.
Cristes: Si pudieras rescatar solamente cinco libros de un fuego que consumiera todos los otros ¿cuáles serían esos libros?
González: No sé si solamente pudiera rescatar cinco libros, pero sí cito a Paradisco de Lezama Lima, Bajo el Volcán de Malcom lowry, la obra de César Vallejo a partir de Trilce, La muerte de Virgilio de Hermann Broch, Ulises de James Joyce y Libertad bajo palabra de Octavio Paz.

Los otros trabajos

Cristes: Sé que, además de poeta, has sido periodista y crítico literario(¿si? he visto un artículo tuyo sobre Cortázar), ¿podrías comentar si consideras que esos traslados de una modalidad de escritura han hecho más fácil o más difícil tu tarea de poeta?
González: El trabajo periodístico que hice fue de tipo cultural y esto operó positivamente en mi escritura.

El trabajo de poeta

Cristes: ¿Puedes decir algo sobre el proceso creativo mismo? Cuando empiezas a escribir, ¿partes de una idea, de una imagen, de un hecho que te conmueve; de dónde surge tu inspiración?
González: En cuanto al proceso creativo puedo decir que éste se inicia en mi caso personal, a partir de una imagen o de un hecho que me conmueve. No creo en la inspiración, ni en la escritura ingenua.
Cristes: ¿Qué te impulsa a escribir? ¿Cuáles son tus motivos para hacerlo? ¿Qué puedes decirnos de lo que esperas lograr con tus poemas?
González: No resulta fácil definir los motivos que llevan a un poeta a escribir, sin embargo, trataré de realizar una aproximación al proceso de la creación poética: sobre esto pienso que, en primer lugar, surgen las obsesiones personales como un disparador de la imaginación. Luego, este proceso va manifestándose bajo la forma de un flujo de imágenes, de las que habrá de emerger una especie de epifanía o revelación, mediante la cual el poeta conectará con otras zonas de la realidad.
La singularidad de este mecanismo reside en el lenguaje como instrumento de revelación significativa, de esas otras zonas de la realidad. De allí que semejante herramienta nos inscribe, ontológicamente hablando, en el registro de todos los tiempos, desde la escritura tribal hasta la escritura de la informática.
Por esto, en mi caso personal, la poesía es sinónimo de comunicación, lenguaje y escritura. Un poema es, ante todo, una entidad lingüística y sensorial, que llega al lector a través de la emoción y las imágenes y que, además, se funda en una determinada alquimia textual.
Desde esta perspectiva diría que mi poesía resulta de una amalgama entre niveles diferentes de la realidad: las vicisitudes históricas, el drama del hombre, sus sueños y utopías, es decir, que para mí la poesía no hace sino revelar la complejidad del ser humano y revelarse como una forma de conocimiento.
No obstante ello, considero que el proceso de creación poética es irreductible, porque siempre hubo y habrá más de una teoría, entonces, lo más importante quizás sea,la felicidad que uno siente al terminar de escribir un poema.
En mi producción más reciente concibo el discurso poético como una estructura capaz de albergar elementos narrativos, que sin modificar la identidad unitaria del poema, se presentan bajo la apariencia de verdaderos personajes simbólicos. Esto es justamente lo que ocurre en mi último libro: "De ella se decía", donde la lengua es un personaje que juega con el sentido de las palabras, distorsionándolas o reinterpretándolas sobre la base de las emociones que cada una de ellas sugiere.
Quizás por esto, cuando escribo siento que camino por una cornisa, donde por un lado acecha el riesgo de caer en los excesos verbales y, por otro, la necesidad imperiosa de lograr la perfección. Sin embargo, precisamente allí, el manejo del lenguaje se transforma en la facultad más elevada que posee el hombre y también en la más peligrosa, ya que la palabra es y será un instrumento subversivo.
A veces, en la vida de los hombres hay circunstancias determinantes y, personalmente, mi residencia de casi diez años en España no representa una excepción, porque durante ese tiempo fue creciendo en mi una mayor preocupación por el destino de nuestro continente, con todos sus conflictos políticos y económicos, de los cuales mi poesía nunca estuvo separada, porque a pesar del pragmatismo de estos tiempos, pienso que nunca como hoy la creación estuvo cargada de tanta responsabilidad, ya que vemos en ella, uno de los pocos valores que subsisten en un mundo sin valores, la única manera de comprender y develar la realidad, en medio de la ruina de la cosmovisión racionalista.
En síntesis, para mi la poesía es el vehículo de la utopía, no para confrontar, sino para enriquecer y potenciar la realidad y, en última instancia, tal vez sea como afirmaba Einstein: "hay un solo camino de salvación y de comunicación con todo: la poesía".
Cristes: ¿Eres cuidadoso respecto al proceso de pulir lo que escribes o publicas la primera versión sin corregir?
González: Si el poema es un cuerpo verbal, conformar este cuerpo requiere una paciente elaboración. Corrijo o trabajo el poema hasta lograr una versión definitiva; nunca me quedo con la primera versión.
Cristes: ¿Qué importancia tiene el sonido y la grafía? ¿Cuan consciente estás del número de sílabas o de los acentos? ¿Lees en voz alta? ¿Piensas en la forma en que tus poemas se verán en el papel?
González: La poesía, para mí, tiene un tono y un ritmo que van marcando la escritura del poema. Y claro que leo en voz alta para sentir cómo suena el poema.
Cristes: ¿Cuál fue el primer poema que publicaste y cuál el primero en el que consideras que encontraste tu voz propia?
González: No recuerdo cuándo publiqué mi primer poema y en cuanto a la "voz propia" creo que esta aparece a partir de mi tercer libro "El grito en el cielo" editado en Madrid en el año 1983.
Cristes: ¿Podrías hablarnos de las circunstancias en que nacieron tus tres poemarios: "Pasión de la tribu", "Tribulaciones de la lengua" y "Cartas de Andrea de Azcuénaga"?
¿En qué fecha los escribiste?
González: Las circunstancias en que se gestaron los poemas que integran "Pasión de la tribu", "Tribulaciones de la lengua", y "Cartas de Andrea de Azcuénaga", son particularmente trágicas para América del Sur, donde gobiernos democráticos han sido reemplazados por dictaduras.
Históricamente esto ocurre en la década del 70.
Los libros mencionados fueron gestados en esa década pero escritos a partir del año 80 en el orden en que están enumerados.

La misión del escritor

Cristes:¿Cuál debe ser la posición del escritor con respecto a la realidad, aceptarla, denunciarla, interpretarla, corregirla?
González: La misión del escritor es un tema vastamente tratado en este siglo y, en este sentido, hay muchas opiniones. Lo cierto es que el escritor antes que nada es un hombre, y como hombre de su tiempo tiene responsabilidades, y lo que escribe debe tener la marca de ese tiempo, la escritura expresa entonces la realidad, que es múltiple.

El exilio

Cristes: La dictadura militar produjo la migración de un gran número de escritores que salió en busca de un clima más benévolo para la creación (y la vida),¿ qué razón te impulsó a salir cuando lo hiciste?
González: El clima de terror y de violencia que se vivía la década del 70 ( la inseguridad por el hecho de pensar diferente) fue una de las razones de mi exilio.
Cristes: El exilio implica un desgajarse de la raíces propias pero también una apertura de miras, aún con respecto a tu propia cultura, ¿cuál fue tu experiencia personal?
González: Todo exilio implica necesariamente un desarraigo y es traumático, pero si uno se integra a la nueva cultura donde se va a vivir, indudablemente ésta le va a aportar elementos positivos que con seguridad van a enriquecer el mundo del creador. En mi caso personal ésta fue mi experiencia.
Cristes: ¿Qué te impulsó a volver, y en qué momento lo hiciste? En retrospectiva, ¿te parece que fue ésa una decisión acertada?
González: Seguramente fue la recuperación de la democracia en mi país. Vuelvo en el año 1984. Fue una decisión acertada, pero hay muchas dificultades para vivir, sobre todo económicas.

Los planes

Cristes: ¿Qué proyectos tienes para el futuro?
González: Como escritor respondo que mis planes son: seguir escribiendo.


Entrevista realizada al poeta Juan González por Elsa Cristes en la Tesis Doctoral "Poesía versus dictadura en la Argentina del Proceso: Juan Gelman y Juan González" presentada en The Florida State University College of Arts and Sciences año 1996

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