sábado, 14 de junio de 2008

Pasión de la tribu





Arde el día en su ropa raída
y suena un extraño rumor en su pecho
como una ola vecina a los vilanos
que emigran a lugares remotos
donde crujen las semillas bajo un sol
mundial
y estallan arcoiris en los colibríes
que resplandecen en el aire
dónde dónde las alas de los pájaros
los camiones alados de verduras
relucientes como joyas
que penetran los mercados la ciudad
la circunvalan de olores
joyas de verduras de las eras
partos de la tierra que navegan
en camiones como grandes garzas
ondulando el cuello para llegar
a les halles de parís en otro tiempo
al cabo de hornos
a la calle de peligros de madrid
o a la calle junín de tucumán
despierto lleno de viento
de crecientes
de bramidos
me sentía como el gato
que regresa a la casa
y desde mi cuarto seguía escuchando
el rumor del agua
el vuelo de las golondrinas
los olores los ruidos invaden
la ciudad
las ciudades del mundo despiertan
todas las mañanas grávidas
llenas de palomas o gorriones
o rumores o árboles quemados por el plomo
o el óxido de plomo de los escapes
o por la mano del hombre que destruye
el movimiento natural solar
de las hormigas del tatú carreta
agonizante muerto en el zoo de córdoba
oh el zoo de los safaris
luzol que invade las cárceles
un cementerio marino etrusco
o indígena luz de tus dientes
o de tus hombros abrazados
por mi cuerpo
luz luz que penetra o sale
de la boca de las sirenas
de mar luz que arrasa
los andenes de mi infancia
y que duerme dorada
en la cáscara de una naranja
en un palacio de semillas
la mujer se mueve con los astros
y en su cuerpo brillan los almendros
de sus pequeños senos
la colina oscura de su sexo
que palpita en el cuadro con las ovejas
con las majadas que rodean su cuerpo
es la historia que brota de las piedras
como el sol o la resolana que baña
en invierno las ruinas de quilmes
es el viento el viento que despierta
el misterio de los jeroglíficos
que enciende el fuego de la palabra
que circula por el mar mezclada
con los desperdicios
y el aceite quemado de la task force
despierto en una ciudad desnuda
y desde un balcón
descubro el juego
de las golondrinas
que abren la furia del aire
veo cómo se alejan
por los canales y reaparecen
en bella vista
en el arcoiris del pasado
y la lluvia sobre todo la lluvia
desatada sobre los árboles
la noche creciendo
como una gasa negra
como una lámpara
la luna que agoniza roja en las
aguas del río de la plata
la plata dulce la usura de ezra pound
tan viva tan dulce
en la época de martínez de hoz
oh oh la bicicleta cruza países mares
y se desliza cerca de zurich
una señora emite señales sonidos
para que la vean va en globo
un gran globo estalla en el aire
bajo una lluvia ácida
luz luz que despierta los cantos
de maldoror en una edición
del año 1925 luz sobre las flores
los pescados sobre un tanque
de guerra que no sirve para nada
luz que sale de una sinfonía de
beethoven de un cuarteto de
bela bartok o de la trompa de
dizzy gillespie luz blanca de los
pañuelos en la plaza de mayo de
buenos aires luz de lisboa de fernando
pessoa y sus heterónimos
tengo en la boca sueños
con caballos percherones trenes o
barcos que navegan en el humo
por el mar el humo de los barcos
llena mi boca de sueños



Pasión de la Tribu está constituido por un solo poema, sin ninguna puntuación y con una prodigiosa mezcla de elementos heterogéneos. La luz funciona en este poemario como el vehículo generador y conector porque alumbra todos los objetos que rodean al hombre en la tierra. La luz es, por tanto, el vehículo que hace posible la verdadera epifanía que para este poeta es el hecho mismo de vivir, no sólo porque permite aprehender la realidad a través de la mirada, sino también porque es la verdadera impulsora de la vida. En la cosmogonía de Juan González, la luz es sinónimo de mirada y se complementa con la voz de la conciencia del hombre en el proceso constante de mirar y de nombrar el universo. La conciencia que nombra es un elemento individual, pero se sirve de una herramienta común -el lenguaje- para llevar a cabo su tarea apasionada de descubrimiento. Y la palabra "pasión" que aparece en el título del poemario, en realidad tiene el carácter de una afirmación metafísica porque nos deja entrever toda una definición del ser humano que irá desarrollándose en esta trilogía: el hombre es un ser poético, definido por su herencia lingüística y su capacidad de "nombrar". González descubre en el lenguaje un poder sobrenatural que sustituye a los mitos cristianos de pervivencia tras la muerte. La palabra es la luz; su función es la de nombrar, multiplicar y mostrar, no la de explicar, el mundo que ella misma crea.

Poesía Versus Dictadura en la Argentina del Proceso: Juan Gelman y Juan González
By Elsa Cristes

No hay comentarios: